Más de 2.000 estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Unefa), así como sus autoridades docentes y rectorales, el personal obrero y administrativo se han unido a la concentración en conmemoración del 23 de enero de 1958 cuando una rebelión cívico-militar derrocó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
Estudiantes y personal de la universidad se encuentran concentrados en Parque Carabobo, Centro de Caracas, uno de los puntos de donde arrancará la marcha convocada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hacia el Palacio de Miraflores, al final de la avenida Urdaneta, destino de la caminata, donde se tiene prevista la intervención del presidente, Hugo Chávez Frías.
En un contacto con La Noticia, de Venezolana de Televisión, declararon desde ese sector representantes de la Unefa, encabezados por el rector de la casa de estudios, general de división Wilmer Barrientos, quien sostuvo que hoy en día se celebra la profundización de un proceso verdaderamente democrático y participativo.
“Nosotros, hoy, con mucha conciencia, estamos sembrando los valores socialistas en nuestros estudiantes, de ahí la necesidad de discutir en el ámbito nacional sobre una Ley de Educación Universitaria”, expresó.
Barrientos señaló que logros revolucionarios se ven reflejados en la Unefa: “En 1999 tenía 4.000 estudiantes, pero hoy en día somos una comunidad de 208.000 estudiantes, además que hemos crecido en la oferta académica, de hecho estamos dictando 14 licenciaturas, 14 ingenierías y 36 maestrías, por eso tenemos presencia en los 22 de los 23 estados del país”.
Asimismo, apuntó que han venido haciendo un estudio del currículo académico para irlo adaptando a los nuevos tiempos que vive el país.
“Además, la Unefa está rescatando los valores que tienen que ver con la educación física, el deporte, la solidaridad, la justicia social, el colectivismo, la participación, por eso nuestra universidad es de referencia en los ámbitos nacional e internacional”, recalcó Barrientos.
Añadió que las líneas del plan rector de la Unefa establecen profundizar la democracia participativa dentro de la universidad, así como posicionar la casa de estudios en todos los niveles de la sociedad venezolana.
Michel Portillo, del movimiento revolucionario unefista, expresó que todo el personal está comprometido con el proceso revolucionario.
Francisco Marín, miembro del equipo del vicerrectorado de Asuntos Sociales de la Unefa, llamó a la juventud revolucionaria a hacer presencia en las calles para conmemorar el 23 de enero de 1958, como una reivindicación de la lucha social y para rendir tributo al líder Fabricio Ojeda, periodista y guerrillero venezolano quien participó activamente en el derrocamiento de la dictadura y fue asesinado en Caracas, en los calabozos del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa), el 21 de junio de 1966.
“La Unefa tiene más de 200.000 estudiantes apoyando este proceso, haciendo educación universitaria gracias al presidente, Hugo Chávez Frías”, dijo.
Otros representantes de la Unefa coincidieron en lo siguiente: “Los sectores populares que tiempo atrás fueron excluidos a partir del Pacto de Punto Fijo suscrito después del derrocamiento de la dictadura de 1958 venimos hoy con conciencia revolucionaria a decirle al país que queremos este proceso revolucionario que vivimos hoy, en verdadera democracia, con inclusión y mayores oportunidades para todos, con mayor acceso a la salud, a la educación, etc”.
El 23 de enero de 1958, un movimiento cívico-militar derrocó el régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, quien abandonaría el país rumbo a República Dominicana, a bordo del avión presidencial denominado la Vaca Sagrada.
El dictador tachirense se había entronizado desde 1952, cuando desconoció los resultados de las elecciones generales, en las que había ganado el partido Unión Republicana Democrática (URD), dirigido por Jóvito Villalba.
Así, Pérez Jiménez se declara en ejercicio de la Presidencia de la República, a través de la Seguridad Nacional, cuerpo autónomo dirigido por Pedro Estrada, hombre de confianza del dictador, que se encargó de silenciar a los opositores a la dictadura, por medio de la cárcel y torturas.
Una vez pasada la euforia del triunfo por el derrocamiento de la dictadura, el pueblo que salió a las calles en búsqueda de un cambio por una democracia que garantizara la igualdad y justicia social se sintió traicionado al conocer el pacto firmado, primero, en Nueva York, Estados Unidos, y, luego, en Venezuela, denominado el Pacto de Punto Fijo, entre los jefes de los partidos Acción Democrática (AD), Copei y Unión Republicana Democrática (URD), que excluyó a Partido Comunista de Venezuela (PCV).
A partir de ese momento lo que se empezó a realizar en la práctica era un reparto de cuotas de poder y atrás quedaban los sueños del pueblo de una patria plena de igualdad y de justicia social.
