Protestan contra los recortes del gobierno de Mario Monti, contra la “casta” de los políticos acusados de corrupción y contra el mundo bancario y financiero internacional.
Del norte a sur del país los jóvenes hicieron casi un cordón imaginario para expresar su descontento y su fuerza. “Nuestra generación manifiesta contra este gobierno y contra la Unión Europea porque juntos privan a millones de jóvenes del derecho a la instrucción, al trabajo y al futuro”, dicen los comités de estudiantes que organizaron las manifestaciones.
Miles de estudiantes, en efecto, sobre todo secundarios, salieron a la calle esta semana en ciudades de toda Italia, para protestar contra los recortes hechos a la educación por el gobierno de Mario Monti, pero también contra la “casta” de los políticos sobre la que cada día llueven acusaciones de corrupción. Los jóvenes también levantaron sus banderas contra el mundo bancario y financiero internacional, al que responsabilizan de buena parte de los males. “Banda Central Europea”, decía uno de los carteles en alusión al Banco Central Europeo. “Ninguna confianza en la casta”, “Son buenos sólo para recortar”, “Hagan la reforma de verdad y recorten el precio de los libros a la mitad”, decían otros.
No faltaron actos violentos, sobre todo en Roma, donde grupos de jóvenes tiraron piedras y objetos contundentes contra los policías que seguían la manifestación, en principio para evitar desmanes. Pero la policía también cumplió con su parte de desmanes, arrastrando por los brazos o las piernas a varios de ellos hasta los camiones policiales, pero también pegando palos o inmovilizando a algunos de ellos con una rodilla en la nuca o en la espalda. El informe de la policía habla de seis policías heridos en Roma y de material variado secuestrado como piedras y escudos de plástico. Los chicos de Roma fueron originales de todas maneras. No se concentraron todos en el mismo lugar sino que algunos hicieron una especie de pacífica y eficaz acción comando, subiéndose al Altar de la Patria, el monumento a Vittorio Emanuele en plena plaza Venezia de Roma, deplegando un cartel gigante con una caricatura de Monti como vampiro.
En Milán, capital financiera de Italia, donde los estudiantes tiraron volantes contra los bancos y las financieras, varios de los jóvenes terminaron heridos y arrestados. En otras ciudades como Bolonia y Livorno, volaron huevos contra los bancos mientras en Nápoles y en Palermo, los jóvenes hicieron estallar poderosos petardos, pero también incendiaron cientos de carnets electorales, un documento oficial sin el cual en este país no se puede votar. Este último fue, sin duda, un mensaje claro contra los políticos corruptos y la llamada “casta”.
Pero las protestas contra los recortes en la instrucción no terminan aquí. Para el 12 de octubre, que en Italia no es feriado como en América latina, la central sindical de izquierda CGIL ha convocado a una huelga y a una manifestación nacional para sensibilizar a la opinión pública, a los políticos y al gobierno sobre la necesidad de hacer una reflexión en relación con el sistema educativo, reflexión de la que participen las escuelas, los estudiantes y todas las fuerzas sociales, dijeron los organizadores.
“Estoy dispuesto a discutir sobre este asunto. Pero no he recibido ningún pedido de encuentros. Las razones del disenso son más fuertes si se expresan sin violencia”, comentó el ministro de Ecuación, Francesco Profumo.
El malestar de los jóvenes, que han apenas empezado el año lectivo, es una señal importante para Italia donde los adultos son mayoría absoluta y controlan la política y los empleos y donde la desocupación juvenil ha superado el 20 por ciento a principios de este año. Los jóvenes saben además de los costos que deben afrontar sus familias para comprar libros y material necesario para la escuela y saben también que muchos de ellos no lo lograrán.
En medio de este panorama que paga el precio de la crisis, un dato no menos preocupante habla de que en 2010, uno de cada cinco estudiantes secundarios abandonó la escuela, según el Istat (el Instituto de Estadísticas de Italia). Las regiones más afectadas fueron Sicilia (26 por ciento), la isla de Cerdeña (23,9 por ciento), Puglia (23,4 por ciento), Campania (la región a la que pertenece Nápoles, 23 por ciento).
Las cifras muestran además que la deserción escolar prematura, es decir antes de haber obtenido el título secundario, alcanza en Italia al 18,8 por ciento de los inscriptos, contra el 12,9 por ciento de Francia y el 11,9 por ciento de Alemania.
En Italia, la escuela es obligatoria hasta los 16 años y esto significa que a esa edad los chicos ya están cursando el secundario (aquí llamado Liceo) que terminarán a los 19.
Un estudiante reprimido durante una protesta en Turín esta semana.
Imagen: EFE
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Del norte a sur del país los jóvenes hicieron casi un cordón imaginario para expresar su descontento y su fuerza. “Nuestra generación manifiesta contra este gobierno y contra la Unión Europea porque juntos privan a millones de jóvenes del derecho a la instrucción, al trabajo y al futuro”, dicen los comités de estudiantes que organizaron las manifestaciones.
Miles de estudiantes, en efecto, sobre todo secundarios, salieron a la calle esta semana en ciudades de toda Italia, para protestar contra los recortes hechos a la educación por el gobierno de Mario Monti, pero también contra la “casta” de los políticos sobre la que cada día llueven acusaciones de corrupción. Los jóvenes también levantaron sus banderas contra el mundo bancario y financiero internacional, al que responsabilizan de buena parte de los males. “Banda Central Europea”, decía uno de los carteles en alusión al Banco Central Europeo. “Ninguna confianza en la casta”, “Son buenos sólo para recortar”, “Hagan la reforma de verdad y recorten el precio de los libros a la mitad”, decían otros.
No faltaron actos violentos, sobre todo en Roma, donde grupos de jóvenes tiraron piedras y objetos contundentes contra los policías que seguían la manifestación, en principio para evitar desmanes. Pero la policía también cumplió con su parte de desmanes, arrastrando por los brazos o las piernas a varios de ellos hasta los camiones policiales, pero también pegando palos o inmovilizando a algunos de ellos con una rodilla en la nuca o en la espalda. El informe de la policía habla de seis policías heridos en Roma y de material variado secuestrado como piedras y escudos de plástico. Los chicos de Roma fueron originales de todas maneras. No se concentraron todos en el mismo lugar sino que algunos hicieron una especie de pacífica y eficaz acción comando, subiéndose al Altar de la Patria, el monumento a Vittorio Emanuele en plena plaza Venezia de Roma, deplegando un cartel gigante con una caricatura de Monti como vampiro.
En Milán, capital financiera de Italia, donde los estudiantes tiraron volantes contra los bancos y las financieras, varios de los jóvenes terminaron heridos y arrestados. En otras ciudades como Bolonia y Livorno, volaron huevos contra los bancos mientras en Nápoles y en Palermo, los jóvenes hicieron estallar poderosos petardos, pero también incendiaron cientos de carnets electorales, un documento oficial sin el cual en este país no se puede votar. Este último fue, sin duda, un mensaje claro contra los políticos corruptos y la llamada “casta”.
Pero las protestas contra los recortes en la instrucción no terminan aquí. Para el 12 de octubre, que en Italia no es feriado como en América latina, la central sindical de izquierda CGIL ha convocado a una huelga y a una manifestación nacional para sensibilizar a la opinión pública, a los políticos y al gobierno sobre la necesidad de hacer una reflexión en relación con el sistema educativo, reflexión de la que participen las escuelas, los estudiantes y todas las fuerzas sociales, dijeron los organizadores.
“Estoy dispuesto a discutir sobre este asunto. Pero no he recibido ningún pedido de encuentros. Las razones del disenso son más fuertes si se expresan sin violencia”, comentó el ministro de Ecuación, Francesco Profumo.
El malestar de los jóvenes, que han apenas empezado el año lectivo, es una señal importante para Italia donde los adultos son mayoría absoluta y controlan la política y los empleos y donde la desocupación juvenil ha superado el 20 por ciento a principios de este año. Los jóvenes saben además de los costos que deben afrontar sus familias para comprar libros y material necesario para la escuela y saben también que muchos de ellos no lo lograrán.
En medio de este panorama que paga el precio de la crisis, un dato no menos preocupante habla de que en 2010, uno de cada cinco estudiantes secundarios abandonó la escuela, según el Istat (el Instituto de Estadísticas de Italia). Las regiones más afectadas fueron Sicilia (26 por ciento), la isla de Cerdeña (23,9 por ciento), Puglia (23,4 por ciento), Campania (la región a la que pertenece Nápoles, 23 por ciento).
Las cifras muestran además que la deserción escolar prematura, es decir antes de haber obtenido el título secundario, alcanza en Italia al 18,8 por ciento de los inscriptos, contra el 12,9 por ciento de Francia y el 11,9 por ciento de Alemania.
En Italia, la escuela es obligatoria hasta los 16 años y esto significa que a esa edad los chicos ya están cursando el secundario (aquí llamado Liceo) que terminarán a los 19.
Por: Elena Llorente
En: Página 12