sábado, 15 de febrero de 2014

EDITORIAL: Desafíos del movimiento estudiantil colombiano en el 2014


El movimiento estudiantil tradicionalmente ha estado marcado por oscilaciones coyunturales con continuas alzas y bajas, marcadas por la influencia de doble vía con otros sectores sociales a nivel nacional pero también responde a dinámicas particulares en cada institución educativa con momentos de gran movilización y otros de completa inmovilización y luchas fragmentarias. 

Después de la gran movilización estudiantil de finales del año 2011, liderada por la MANE, que tumbó la reforma educativa del gobierno de Juan Manuel Santos que pretendía profundizar el modelo neoliberal en la educación superior, ha habido un reflujo generalizado a nivel macro el cual no ha permitido terminar de consolidar una propuesta de ley que cohesione tanto al grueso del estudiantado como a la sociedad en general que pueda defenderla y disputarle al capital la hegemonía en el manejo de la política pública en materia educativa.

 Sin embargo el último año no ha sido de inmovilidad sino de luchas por reivinidicaciones locales con éxitos relativos como en el caso de la Universidad de Caldas o con fracasos parciales como en la Universidad de Antioquia pero también el movimiento estudiantil ha sido solidario con otros movimientos, caso concreto con el campesino, con actividades tales como campañas de recolección de alimentos, foros, marchas así como con reiterados enfrentamientos contra el ESMAD hechos con el objetivo liberarle carga represiva a los campesinos y llamar la atención de la opinión pública de la problemática rural negada por los grandes medios y por el propio presidente cuando dijo que el “tal paro” no exisitía.

Desafortunadamente el papel que ha jugado la MANE como organización no ha sido trascendental en cada una de esas luchas tanto por la falta de capacidad de reacción frente a cada situación particular como a debates internos que le han hecho perder protagonismo y ha sido aprovechado por los enemigos de la unidad estudiantil, incluso al seno mismo del estudiantado, para deslegitimar el movimiento. 

Por lo anterior, el movimiento estudiantil para el presente año tiene aún el reto pendiente de disputarle al régimen un proyecto de educación superor al servicio de los intereses de las mayorías del pueblo colombiano y en contra del modelo neoliberal dependiente de las necesidades del capital trasnacional, especulativo y latifundista. 

Para ello se requiere reconstruir la MANE, ponerla de nuevo en el debate nacional y, ante todo, ganarse nuevamente al grueso del estudiantado el cual es su base natural pero que ve cada vez más a la Mesa como un actor ajeno a sus intereses. Se necesita superar las luchas fragmentarias en su interior que no han explotado pero que sí la han venido descomponiendo y debilitando porque no se han podido poner las diferencias expresamente como el tema electoral lo cual ha generado desconfianzas y celos haciendo que cada sector de la MANE actúe por su cuenta, además debido a que la forma como se toman las decisiones, el consenso, ha sido la excusa para que intereses particulares de secta no permitan avanzar y lograr decisiones y acciones conjuntas contundentes.

El gobierno ya ha dicho que va a presentar nuevamente este semestre un nuevo proyecto de ley de educación superior ganándole la iniciativa a la MANE pero que es poco posible que Santos pueda imponerlo ya que en plena época electoral le será muy complicado verse de nuevo enfrentado a un movimiento estudiantil, que si bien no ha sido capaz de terminar de consolidar su propuesta, puede tener una gran capacidad de respuesta como muchas veces lo ha demostrado, renaciendo en coyunturas incluso más complicadas que la actual.

El movimiento estudiantil además tendrá el reto de sumarse decididamente al paro nacional agrario y popular que muy seguramente surgirá de nuevo este semestre por los incumplimientos del gobierno nacional. Recordar que la mejor solidaridad posible es seguir el ejemplo. Son, de todas formas, grandes las sorpresas que puede dar este año el movimiento estudiantil que así como algunas veces volátil, tiene gran capacidad de convocatoria en algunos momentos pudiendo ser determinante a la hora de definir quién sera el próximo presidente de Colombia. Si el movimiento social colombiano vuelve a ser tan o más contundente que el semestre anterior, la derecha, llámese Santos o Uribe con alguna de sus marionetas, la tendrá muy difícil para seguir gobernando este país.


Leonardo León
@ingcritica


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