Un grupo de reconocidos intelectuales latinoamericanos que participaron en el Foro Mundial por la Transformación Universitaria, que se inició este jueves, coinciden en que el principal desafío de la universidad será adaptarse a las políticas económicas y sociales del Estado para responder a las necesidades urgentes de las mayorías populares.
Para el investigador del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Pablo Gentile, en América Latina se debe confeccionar a través de las universidades un modelo de desarrollo que sea incluyente y democrático y en el cual se tomen en cuenta a los sectores tradicionalmente excluidos de la riqueza y beneficios del modelo de producción.
“Estamos obligados a pensar en modelos de educación que permitan dar respuesta a las grandes necesidades de nuestro pueblo. Es decir, hay que estructurar una reforma universitaria en la que se asuma que no nos sirven casas de estudios que respondan a las necesidades del mercado ni a un pequeño sector de la población que acumula grandes poderes de capital, cultural y político, sino que hay que pensar en colectivo”, argumentó.
Gentile considera que todo proceso de transformación, como el que precisan las naciones latinoamericanas, debe estar acompañado de un proceso de reformación de los docentes porque son ellos los encargados de formar la conciencia de los nuevos hombres y mujeres .
Programas universitarios con contenido social
El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linares, quien también participó en el foro, destacó que la universidad actual no cuenta con carreras que responden a las grandes transformaciones económicas, políticas y sociales que se están dando en los países.
“Las carreras universitarias actuales fundamentalmente trabajan con esquemas educativos correspondientes a una sociedad de 20 años atrás, cuyas orientaciones se basan en necesidades del mercado. Hay que repensar, sincerar los conocimientos y los contenidos universitarios con la auténtica realidad de la sociedad latinoamericana”, precisó.
Asimismo, Linera sostuvo que hay un desencuentro estructural entre universidad-conocimiento con respecto a la realidad de las sociedades en revolución, es decir, a su juicio la universidad está rezagada frente a la realidad social y ha perdido su papel de vanguardia intelectual y de pensamiento.
“Hay que resolver este desencuentro porque tenemos carreras de corte liberal en naciones que nos son necesariamente liberales. Es necesario idear carreras que respondan verdaderamente al sistema económico de un determinado país, como por ejemplo en Bolivia cuya economía es campesina, informal, comunitaria y artesanal”, subrayó.
“¿Qué le puede decir un estudiante que aprende de la bolsa de valores a la comunidad campesina que mueve su producción bajo lógicas de otro tipo que no son de mercado?", añadió.
En ese sentido, cuestionó que hay un desencuentro entre sistema universitario para una sociedad ideal de mercado altamente desarrollada y competitiva, en unas sociedades que no son estrictamente de mercados y que tienen otros sistemas laborales, productivos y económicos.
Participación del pueblo es necesaria para la transformación
Moacir Gadotti, quien es presidente del Instituto “Paulo Freire” de Brasil, resaltó que hay que colocar a la universidad a la vanguardia de la sociedad, pero que sin la participación del pueblo no hay legitimidad en la verdadera transformación.
“Para que exista transformación se necesita una relación con la sociedad. La transformación no puede ser reservada sólo para los especialistas porque la educación se refiere por idiosincrasia a un acto popular como eje de la transformación”, subrayó.
De igual manera Gadotti consideró que la formación docente en latinoamericana tiene un impacto en la visión del paradigma neoliberal sobre la cualidad de la educación, por lo tanto, manifestó la importancia de la formación de formadores adaptados a las realidades del país.
Agencia Venezolana de Noticias.
