sábado, 25 de diciembre de 2010

La movilización estudiantil debilita al Gobierno tory de David Cameron

INGLATERRA: NO SE VIVÍAN MOVILIZACIONES EN LA ‘AKADEMIA’ TAN FUERTES DESDE 1987 

Tras la ocupación de la sede tory, el movimiento estudiantil ha expandido su incidencia en la oposición a los recortes sociales.
OWEN HOLLAND / Universidad de Cambridge y del Socialist Workers Party*
Jueves 23 de diciembre de 2010. 

Walter Benjamin, en un texto sobre el sistema universitario alemán a inicios del siglo XX, ya señalaba que “para la gran mayoría de los alumnos, los estudios académicos no son más que una formación profesional. […] Pero, sin embargo, los conocimientos académicos, lejos de conducirte al mundo profesional, pueden, de hecho, alejarte del mismo”. Para aquellos que quieren poner a las universidades al servicio de las necesidades de la economía del conocimiento, esta línea de pensamiento resulta un anatema.

Las universidades británicas están siendo sometidas a un asalto sin precedentes. En su conjunto, los informes Browne Review y Comprehensive Spending Review sobre la financiación de la educación superior constituyen una ofensiva ideológica contra la idea de la educación superior como bien social. Lord Browne, antiguo presidente ejecutivo de la petrolera BP, recibió el encargo de realizar una evaluación de la educación superior. Entre sus conclusiones, destaca que una licenciatura es una “buena inversión”. En el informe queda claro que la educación universitaria es un medio para incrementar el PIB. Según la visión de Browne, se supone que los estudiantes deberían comportarse como consumidores racionales, tomar decisiones en base a sus potenciales ganancias personales en el futuro y, por lo tanto, aceptar el incremento en 9.000 libras [unos 10.250 euros] de las tasas.

Sin embargo, las últimas semanas han sido testigos del surgimiento de un amplio, vibrante y politizado movimiento estudiantil. Éste ha comenzado a abrir una brecha en el consenso neoliberal y ha puesto en cuestión la retórica fatalista que rodea a las reformas de austeridad.
El 10 de noviembre, 52.000 estudiantes y profesores tomaron Londres, en la mayor manifestación estudiantil desde 1987. Ésta había sido convocada por la National Union of Students (NUS), organización habitualmente poco combativa, y por la University and College Union (UCU). Sin el respaldo (y recursos) de las estructuras sindicales oficialistas, resulta poco probable que se hubiera logrado movilizar a tal cantidad de gente ese día. Aunque el presidente de la NUS, Aaron Porter, estuvo al borde de un ataque de nervios cuando miles de estudiantes decidieron romper el programado circuito e invadieron los cuarteles del partido tory.
La ‘miopía política’ de Porter
Entonces Porter, al igual que narraban los grandes medios de masas, condenó las acciones de una “minoría muy pequeña […] estimada en unos doscientos”. Dos semanas después 120.000 estudiantes universitarios y de secundaria se unieron a los profesores en una jornada nacional de marchas en los campus el 24 de noviembre. Así que cuatro días después, Porter se vio obligado a realizar pedir públicamente disculpas por su “miopía política” ante los estudiantes que ocupaban el University College London (UCL). Desde entonces, la NUS ha perdido el papel clave que tuvo en la movilización estudiantil del día 10 y el movimiento estudiantil ha cobrado vida por sí mismo.

Se han producido 47 ocupaciones de universidades, 19 de las cuales se mantienen en el momento en que se escriben estas líneas. Aparte de las reivindicaciones universitarias, se han incluido entre los objetivos de sus acciones a grandes centros comerciales y empresas, como Topshop o Vodafone. Incluso dos universidades, Hull y Aberyswyth, iniciaran su ocupación el 13 de diciembre, después de que se aprobara en el Parlamento el incremento de las tasas. El mismo día de la votación, la escalada de las protestas recortó la mayoría gubernamental de 83 a 21 y provocó la dimisión de tres consejeros ministeriales. Aunque la coalición gobernante se mantiene, ha quedado muy afectada.

Muestra de la extensión de la lucha estudiantil es la aparición en las asambleas de algunas de las universidades ocupadas de secciones del movimiento obrero, de grupos vecinales e, incluso, de concejales simpatizantes con el movimiento. De esta forma, las demandas universitarias se han vinculado a luchas sociales más amplias; la ofensiva contra las universidades forma parte del intento de restablecer la viabilidad de un sistema capitalista en plena crisis.
  
*Traducido por Eric Jalain, AEIOU Traductores

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/La-movilizacion-estudiantil.html

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