Luego de que las directivas de la Universidad Industrial de Santander les informaran a los estudiantes que el edificio donde funcionan las Residencias Universitarias no cumple con las normas de sismo resistencia y que por tanto es una instalación en riesgo, algunos de los beneficiados con este auxilio temen que el servicio de residencias sea acabado.
La preocupación fue manifestada por Freddy López Medina, estudiante presidente de la junta directiva de Residencias Universitarias, quien afirmó que “nos inquieta que puedan acabar con el edificio porque la firma que hizo el estudio de sismo resistencia recomendó demolerlo. Además, creemos que hay otras ideas por parte de la administración, no de protegernos sino de acabar un servicio que ha sido tan bueno desde comienzos de los años 60”.
De acuerdo con el representante estudiantil, se desconoce qué va a pasar con ellos pues “no hay ninguna organización o cronograma con respecto a lo que se va a hacer en el edificio, ni se sabe cuánto tiempo tomará. Lo único que dicen es que lo van a demoler”.
Su descontento es mayor al señalar que hasta el momento la universidad les ha dicho que al abandonar esta edificación le otorgaría un auxilio de sostenimiento a cada uno de los beneficiarios de las residencias.
“Nos ofrecen un subsidio de un salario y medio del mínimo para todo el semestre, pero esto no alcanza porque la mayoría de los arriendos por mes está por encima de 200 mil pesos… consideramos que hay otras soluciones aparte de salir del edificio, estamos planteándolas y esperamos que nos escuchen”, sostuvo López Medina.
En representación de la Comunidad de Residentes Universitarios UIS, el estudiante destacó que “este servicio representa una gran ayuda para estudiantes con dificultades socioeconómicas y es un garante para la no deserción de los estudios universitarios”.
Plan de contingencia
Isnardo Ardila, director de Bienestar Universitario de la UIS, señaló que debido a la norma de sismo resistencia la Universidad ha revisado el riesgo en todas sus instalaciones, “producto de esos estudios se han identificado muchos edificios que representan riesgos pues no cumplen con la norma”.
El director de Bienestar Universitario señaló que se encuentran a la espera de adecuaciones edificios como el Camilo Torres, el de Ingeniería Mecánica, Ingeniería de Petróleos y Metalúrgica, el edificio de educación a distancia y el de mejoramiento para la docencia, así como el de residencias universitarias.
“Al detectar la vulnerabilidad de la edificación, convocamos a la junta de residentes para informarles la situación y plantearles que la universidad tiene que desarrollar un plan de contingencia… quedamos en suministrarles $800 mil semestrales como auxilio para que vivan fuera de la universidad y no corran riesgo de habitar un edificio que representa peligro para ellos”, explicó el directivo.
Asimismo, enfatizó en que “pensar que se terminará este apoyo y servicios para los estudiantes no tiene cabida. Aunque es una realidad ineludible que la universidad tenga que proponerles y llevar a la práctica la entrega de estos subsidios económicos mientras el edificio se adecúa para ellos”.
Con respecto a si el edificio será demolido o será sometido a un reforzamiento estructural, Isnardo Ardila aseguró que “en este momento no tenemos idea cuál sea la decisión o el plan con respecto al edificio de residencias. Primero será sometido a un estudio definitivo para tomar la decisión que se deba”.