Estudiantes de pregrado y posgrado las hacen donde pueden y cuando los dejan.
"Una gran escuela de natación que no tiene piscina". Para Juan Pablo Osorio, médico de la Universidad Nacional, la analogía es perfecta: los estudiantes de pregrado y posgrado del área de la salud de la universidad pública más grande del país no tienen dónde hacer sus prácticas clínicas.
El 9 de junio pasado, casi 60 residentes (la mayoría de medicina interna, endocrinología y geriatría) y más de 200 estudiantes de pregrado se declararon en asamblea permanente (cese de actividades) para protestar por la falta de un hospital universitario en el que puedan completar su formación clínica.
"Es inadmisible que la facultad de medicina no tenga hospital. Es muy triste porque nos estamos quedando atrás. No tenemos dónde nadar y necesitamos una excelente piscina", explica Osorio, residente de segundo año de medicina interna.
"Por la carencia de un hospital universitario, la Nacional ha perdido la concepción de escuela, que era una de las más importantes de América Latina -opina una docente del área clínica de la Universidad-. Hoy, en los pocos centros de práctica que los reciben, los estudiantes tienen instrucción de profesionales que no son maestros de la universidad y eso atomiza el conocimiento y destruye la unificación de criterios".
Lo que ocurre va en contravía del Decreto 2376 del 2010, según el cual "las universidades que cuenten con facultad de medicina deben garantizar a los estudiantes el lugar o institución donde realizarán sus prácticas tanto de pregrado como de posgrado".
Doce años en crisis
El problema no es nuevo: viene de 1999, cuando el Hospital San Juan de Dios fue cerrado tras entrar en su peor crisis. Era allí donde los estudiantes de la Nacional tenían su principal centro de formación clínica.
Históricamente, la escuela de medicina de la Nacional se erigió sobre tres ejes: el San Juan de Dios -de alta complejidad y especializado en adultos-, el Instituto Materno Infantil y el Hospital de la Misericordia -encargado de pediatría y único que, actualmente, sobrevive con vitalidad-.
"Con gran pesadumbre, he seguido el calvario que atraviesa la facultad de medicina de la Nacional, desde cuando perdió su hospital, el legendario San Juan de Dios. Quedó puesta en condiciones de pordiosera al tener que implorar espacios donde poder enviar a sus estudiantes -opina Fernando Sánchez, médico, ex decano de la facultad y ex rector (1982-1984)-. El resultado ha sido la formación poco confiable de los profesionales que titula. Rescatar su hospital y contar con su propio centro de formación clínica y quirúrgica es un imperativo ético y académico. El Estado está obligado a contribuir para que esto sea así".
Como plan de contingencia, la Universidad suscribió, en el 2001, más de 300 convenios con distintas instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS), que poco a poco se han ido perdiendo.
Según los estudiantes, en el Materno Infantil, por ejemplo, empezaron a restringirse los cupos para ellos, luego de que éste pasó a ser parte del Hospital La Victoria para salvarlo.
"Cuando yo roté en el pregrado para formarme en ginecología, en el 2007, pasaba revista con un docente y teníamos acceso a las historias clínicas de las pacientes, pero no las tratábamos. Una práctica de mentiritas", comenta Osorio.
Por si fuera poco, ahora varios hospitales públicos prefieren recibir a residentes de universidades privadas que pagan por cada uno de sus estudiantes.
Y el problema se ha agudizado por la crisis financiera de la Clínica Carlos Lleras, donde los médicos de la Nacional pueden hacer su residencia gracias a un convenio con la Fundación Hospital San Carlos, pero que hace poco cerró varios servicios por las deudas que las EPS tienen con ella.
Proyecto congelado
En el 2005, por casi 24 mil millones de pesos, la Universidad le compró a la Caja Nacional de Previsión (Cajanal) la Clínica Santa Rosa, con el ánimo de levantar allí el primero de tres modernos hospitales con los que armar una "red óptima para el desarrollo académico".
En el 2009, el costo del proyecto de Hospital Universitario ya ascendía a 300 mil millones de pesos. Por su importancia, y con el ánimo de conseguir financiación por parte del Estado, fue incluido en el Plan de Desarrollo del gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe, quien luego objetó el artículo.
La Nacional firmó un convenio con Cafam en junio del 2010, para que esta caja de compensación administre la Clínica Santa Rosa. En el cronograma inicial, se proyectaba que la apertura de los primeros servicios asistenciales se daría el año pasado.
De hecho, en el momento de su lanzamiento, el gerente del proyecto, Víctor Fernando Betancourt, indicó que el Hospital Universitario estaría en condiciones de realizar cerca de 450 mil consultas y 20 mil cirugías al año.
Según Juan Manuel Arteaga, director científico del Hospital, casi 1.100 estudiantes de los 5.000 que integran las facultades de Medicina, Odontología, Enfermería y Ciencias tendrán cabida en él para hacer sus prácticas.
Sin embargo, el proyecto está congelado. Sólo hasta hace poco la curaduría urbana dio vía libre para abrir una licitación para hacer el reforzamiento estructural y antisísmico del predio.
"La universidad nos dijo hace poco que en diciembre de este año estarían abiertos al menos cinco servicios, pero lo cierto es que todavía no hay nada tangible. La Vicerrectoría y la arquitecta encargada dicen que estos megaproyectos tienen procesos sumamente lentos, pero ya han pasado casi seis años y no ha pasado nada", se quejan los estudiantes.
Sin recursos
Para el rector de la Nacional, Moisés Wasserman, "es infortunado que la Universidad no cuente con un hospital universitario, porque no existen los recursos para construirlo como se hubiera querido".
Según él, luego de que el Gobierno anterior sacó el proyecto del Plan de Desarrollo, la Universidad se ha visto abocada a tratar de conseguir "recursos de todo tipo y buscar alianzas con particulares" para sacarlo adelante.
En uno de los derechos de petición enviados a Wasserman y a las directivas de la facultad, los estudiantes concluyen: "La Universidad requiere un hospital propio en el que pueda desarrollar proyectos de docencia e investigación de largo aliento sin tener que verse abocada a interrupciones de sus programas o al 'desplazamiento forzado' de su recurso humano".
Gabriel Ortiz, residente de medicina interna, es contundente: "Es un hecho que no estamos saliendo bien preparados para darle a la sociedad colombiana lo que necesita".
Las cifras
5 por ciento
De los médicos graduados en Colombia entran a hacer su residencia o especialización (en la Universidad Nacional es sólo el 2 por ciento). El 95 por ciento se queda como médico general.
240 alumnos
En promedio, entran cada año a estudiar Medicina en la Universidad Nacional, de casi 12 mil jóvenes que se presentan a los exámenes de admisión.
6 cupos
Les fueron entregados este semestre a especialistas de medicina interna de la Nacional para hacer su residencia. Se presentaron cerca 480 médicos. En cirugía, la cuestión es mucho más difícil pues suele haber un solo cupo por año.
LAILA ABU SHIHAB
CARLOS F. FERNÁNDEZ
REDACCIÓN SALUD El Tiempo
Fuente: El Tiempo