Foto: Nuevo Mundo
En Medellín, desde muy temprano se empezaron a ver pinturas, marcadores, pancartas, y colores que se combinaban para defender la educación pública. Canciones y consignas se unían en una sola voz que se elevaba por encima de todos en defensa de la educación.
Alrededor de 12000 personas entre profesores, familias y estudiantes de la UdeA, U. Nacional, ITM, Colegio Mayor, Pascual Bravo, Politécnico, Sena, San Buenaventura… y todos aquellos que decidieron unirse, marcharon desde la UdeA para exigir el derecho a la Educación, y expresar su indignación con la Ley 30 y su reforma neoliberal que busca convertir la educación en una rama más del mercado, convirtiendo a los estudiantes, profesores y a toda la comunidad en fichas de su juego mercantil.
La marcha fue todo un carnaval, desde agrupaciones musicales hasta jóvenes pintadas, demostraron que los estudiantes están dispuestos a defender sus derechos, desde las aulas de clase hasta las calles y más allá, porque estamos seguros que esta reforma va a acabar con las pocas garantías que tiene la educación ahora, con la calidad y lo único que mejora es el sector financiero que busca utilizar a los estudiantes para sus necesidades de crecimiento económico.
La marcha terminaba en el Estadio, pero se decidió en el camino que íbamos a llegar hasta la Universidad Nacional, miles de personas caminando, cantando y luchando por una educación gratuita, de calidad y para todos.
Lamentablemente, la represión de la fuerza pública no se hizo esperar y esas sonrisas se convirtieron en llanto cuando empezaron a caer los gases lacrimógenos entre niños y personas de la tercera edad que buscaban donde refugiarse.
Pero los estudiantes querían culminar su marcha y siguieron hasta la Nacional donde el ESMAD cambió los gases por granadas y la indignación se convirtió en resistencia hasta mucho después de que el sol se ocultara.
Los estudiantes, unidos en legítima defensa fueron sacados, esta vez de la Universidad Nacional, a punta de gases, granadas y perdigones a eso de las 7:30 de la noche, pero las voces no fueron acalladas y en Medellín se seguirá participando de la construcción de ese país que todos necesitamos.
Por: Amanda Rojas