Esta vez no eran las peregrinaciones y romerías de Semana Santa ni las bulliciosas y festivas ferias de Pamplona las que se tomaban las calles. En los 51 años de historia de la universidad no se había visto una movilización de estas proporciones llena de pancartas, banderas, antorchas, representaciones teatrales y consignas en contra de la administración de la rectora Esperanza Paredes Hernández por su negativa a sentarse a dialogar con el estudiantado y construir acuerdos.
Los estudiantes, acompañados por las organizaciones Alianza Estudiantil Universitaria e Identidad Estudiantil, manifestaron de manera pacífica su total desacuerdo con el alza de matrículas ya que entienden que no representa una mejoría en la calidad docente ni en el número de insumos y reactivos que demandan los laboratorios, entre otras necesidades expresadas. A su vez denunciaron la persecución disciplinaria de la lucha estudiantil y toda acusación de tener relación con actores armados. Afirman los estudiantes que las únicas respuestas de la rectora han sido comunicados expresados en la plataforma virtual de la universidad y la brutal arremetida de la fuerza pública.
La facultad de ciencias agrarias y en particular el programa de veterinaria es uno de los que presenta más problemas según uno de sus estudiantes: «Acá no tenemos un anfiteatro respetable como lo tienen otras universidades. Se cuenta con un salón sin extractores de aire; los estudiantes cuando llegan acá se intoxican con formol y la rectora prefiere invertir una alta suma de dinero en dañar una cancha y volverla a construir que poder invertir en esto. Tenemos una casa con una mesa de cirugía que se hace pasar por clínica, no tenemos prácticas, los buses de la universidad permanecen guardados y el 20 de septiembre cuando habían pasado los disturbios fueron utilizados por el Esmad y en cambio nosotros que los necesitamos para salir a hacer nuestras prácticas y trabajos nunca nos los facilitan. Para poder estudiar tenemos que sacar de nuestro bolsillo, en los laboratorios ya no existen reactivos, todo tenemos que comprarlo. No es justo que esté pagando una matrícula en esta universidad de provincia de dos millones de pesos siendo estrato dos. Es un monto totalmente desproporcionado para lo que nos ofrece».
La marcha nocturna
«Viva la universidad, no la dejemos privatizar» o «Pueblo de Pamplona no se haga el desatento que aquí se está muriendo su fuente de sustento» fueron algunas de las consignas que reflejaban la indignación de la comunidad estudiantil. A la masiva participación de estudiantes se sumó parte de la ciudadanía y algunos comerciantes expresaron que los estudiantes hacen parte del desarrollo del municipio.
La marcha partió a las 6 pm desde las afueras de la universidad, recorrió gran parte de la ciudad y culminó en una gran concentración en el parque central Águeda Gallardo hacia las 9:30 pm. Los estudiantes acordaron que mantendrían asambleas permanentes en cada una de las facultades esta semana hasta el próximo lunes con el ánimo de realizar un pliego de peticiones en el cual precisaran todas sus exigencias. Igualmente asumieron el compromiso pactado con el alcalde Klaus Faber Mogollón de permanecer pacíficamente en el parque central donde se desarrolló una asamblea general el miércoles 21 de septiembre a las 2 p.m.
Crónica de los hechos
«Casi nos matan», fue la afirmación generalizada de los estudiantes. Según uno de ellos, de la facultad de ciencias agrarias que prefirió no dar su nombre por motivos de seguridad: «La incursión del Esmad fue a las 2:20 am sin previo aviso, no se nos informó que desalojáramos voluntariamente el campus. Se desconectaron las cámaras por presuntos infiltrados de esta fuerza para que no quedara registrada la represión. El Esmad no llegó a negociar sino atacando a los estudiantes, incluso a las muchachas, lanzando bombas lacrimógenas y balas de goma. Se perdieron muchas cosas como carpas, celulares, portátiles; nadie responde por esto hasta el momento. A la gente la sacaron corriendo a punta de golpes, pateando todo y dañando incluso nuestra propia universidad, cosa que no habíamos hecho nosotros».
Juan Zapata, líder universitario, denunció que fueron atacados dentro de la universidad por la Policía, que entró y los agredió cuando estaban durmiendo y que lo único que hicieron fue defenderse.
«Sacaron a todos de los salones a patadas, incluso atacaron a compañeras embarazadas, cuando la rectora nos dijo que fue un desalojo pacífico, donde no se tiró ningún gas. Nosotros nos defendimos con lo poquito que teníamos, que eran las piedras, pero aquí no hubo ni bombas molotov, ni papas incendiarias», precisó Zapata, quien dijo que fue una falta de respeto contra los estudiantes que realizaban una protesta pacífica.
«La incursión del Esmad no solo causó daños dentro de la universidad llevándose a su paso los pupitres que los estudiantes habían dispuesto para contrarrestar la avanzada sino también al vecindario arremetiendo contra puertas y ventanas con sus bolillos»; afirmaron los mismos vecinos del sector.
El Observatorio de Derechos Humanos Iván David Ortiz en su comunicado del 21 de septiembre dijo: «Rechazamos de forma vehemente la represión a los estudiantes, el ingreso del Esmad a los campus y la criminalización de la protesta estudiantil, la militarización de los campus universitarios y toda acción de represión contra el estudiantado que demanda el respeto de sus derechos fundamentales, en especial de aquella represión ejercida por la fuerza pública como agente estatal, y causante de escenarios de pánico y zozobra para los y las manifestantes».
«Cuando estábamos allí, había niños y nosotros le exigimos al Esmad que dejara de lanzar tanto gas lacrimógeno. Nosotros nos cubrimos, pero los niños e incluso adultos mayores no tenían y vomitaban sufriendo los síntomas de los gases. Se hizo necesaria la presencia de paramédicos para prestar primeros auxilios. Todo esto se dio en la entrada de la universidad ubicada en la avenida José Celestino Mutis. El Esmad incitó a los estudiantes lanzando gases que en ningún momento fue al aire sino directamente a nuestros cuerpos, quedando muchos estudiantes malheridos con hematomas y quemaduras. Hubo uno incluso que encontrándose herido le dieron bolillo y patadas y se encuentra muy grave y hospitalizado», aseguró otro estudiante de educación física».
Según John Sanjuanero, estudiante de filosofía de la Universidad de Pamplona e integrante del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) «Hasta el momento las cifras oficiales que hemos registrado por la denuncias interpuestas es de 15 personas, contamos con sus nombres y las carreras que estudian. Las hemos remitido a Medicina Legal para que les den la certificación correspondiente de las agresiones. Si bien es cierto el diario La Opinión publicó unas cifras ofrecidas por el Hospital Municipal San Juan de Dios, esta información se queda corta porque hubo compañeros que por temor a que tomaran represalias de cualquier tipo no asistieron a estos centros. Nosotros los hemos acompañado e invitado a entablar estas denuncias y respaldarlos. En términos de desaparecidos la cifra que se tenía inicialmente era de 4; ya han aparecido afortunadamente, en el caso de detenidos obtuvimos un número de 2 compañeros pero gracias a la intervención de la Defensoría del Pueblo de Norte de Santander e incluso organismos a nivel nacional que ejercieron la presión necesaria logramos que la Policía los dejara en libertad al mediodía del martes, duraron aproximadamente alrededor de 8 horas detenidos. Estos compañeros estaban también lesionados e ingresan en el reporte de heridos. Ya está descartado que no existen ningún fallecido según la información suministrada por los centros médicos».
Otro estudiante de ciencias agrarias agregó: «Todo lo que ocurrió esa madrugada es ilegal, a las 6:30 a.m. la rectora manifestó por radio falsos argumentos afirmando que el Esmad llegó de forma pacífica; yo me encontraba al frente de esta situación con alrededor de 15 personas y nos recibieron con granadas aturdidoras, con gases lacrimógenos y pimienta. Tres agentes del Esmad le partieron un brazo a una compañera nuestra; esto no es justo. La universidad tiene que expresarse y por eso llamo a todos los universitarios a que sentemos nuestra voz de protesta y no asistamos a clase hasta que la rectora dé la cara y nos proponga soluciones».
¿Por qué se dieron las cosas?
Hace dos años los estudiantes construyeron un pliego de peticiones que habían sido expuestas a la rectora de la institución educativa, al gobernador del departamento, al concejo superior y académico y al alcalde de Pamplona, donde se había pactado la rebaja y congelación de los precios de las matrículas, así como insumos y dotación de las diferentes facultades.
La misma universidad reconoce que entre sus principales problemas están los altos costos de matrículas, los docentes son ocasionales contratados por cuatro meses y tienen responsabilidad de docencia directa de 24 horas o más, los estudiantes cumplen funciones administrativas con remuneración insignificante e indigna, existe una supresión total de material de apoyo para docentes y existe una disminución significativa de costos logísticos en departamentos y facultades. Ver. www.fisica.ru/dfmg/teacher/archivos/Situacion_UP_Off03.ppt?sess…
La crisis económica de la universidad de Pamplona fue hecha pública cuando el Consejo Directivo del a universidad en noviembre de 2008 detectó que en vez de ganancias, la Unipamplona registraba un déficit aproximado de 36.000 millones de pesos, incluidos los 7.500 millones que invirtió como anticipo para la adquisición de la clínica del liquidado Seguro Social en Cúcuta. El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, presidente del Consejo Superior de la Universidad, prometió en ese entonces que «Pese a la difícil situación, no se afectará lo académico y que, por lo tanto, podrán estar tranquilos los 16.000 estudiantes que estudian en las distintas sedes de la región».
Según Leopoldo Munera profesor de la universidad nacional, «La crisis de la universidad de Pamplona es el caso más patético de todos por muchas razones, uno porque era el ejemplo de la ministra Cecilia María Vélez White, dos porque en términos de la autonomía nombraron a un militar ladrón (Álvaro González Joves), lo puedo decir porque se fue de Colombia con un poco de dinero y tercero porque empezó a funcionar con una lógica de universidad privada, empezó a vender todo. El problema de la universidad de Pamplona es que quería crecer para responder a los indicadores del ministerio de educación pero no tenia como y lo que tiene es una crisis profunda».
Jhon Jairo Jacome Ramírez explicaba en el periódico la Opinión de Cúcuta: «Lo que la administración de Esperanza Paredes Hernández encontró se puede resumir de la siguiente manera: Un endeudamiento con la banca que alcanzaba los $39.171 millones. De esa cuantía, 17.083 millones correspondían a préstamos de corto plazo y $22.088 millones a largo tiempo para amortizarlos. Los bancos acreedores eran el Bbva, Bogotá y Popular. Ese panorama contrastaba con lo que González Joves afirmaba: durante el 2007 había vendido en convenios $104.000 millones, mientras que en el 2008 su sucesor, Pedro León Peñaranda, apenas logró $10.000 millones. El médico Peñaranda Lozano, reemplazo de González Joves en la rectoría fue cuestionado por la baja capacidad de gestión, no haber hecho una buena negociación para comprar la clínica del desaparecido Seguro Social y por una serie de denuncias que se instauraron en su contra ante la Fiscalía seccional de Pamplona por hacer contratos verbales».
El incumplimiento de estos acuerdos llevó a que la comunidad estudiantil se declarara en asamblea permanente desde el pasado 16 de septiembre. La protesta obedecía a una exigencia de los estudiantes para que las directivas de la universidad cumplieran con algunos acuerdos a los que llegaron tras una asamblea general estudiantil, cuya acta fue firmada y aprobada el 3 de agosto del 2009.
El Observatorio de Derechos Humanos Iván David Ortiz explicó «El estudiantado de la Universidad de Pamplona, después de haber seguido el conducto regular para sus reclamos y no haber tenido respuesta alguna por parte de las directivas, decidió entrar en dinámica de toma y asamblea permanente, debido al detrimento de la calidad en su educación y el elevado costo de las matriculas, el más alto de universidades públicas en el país».
«Nosotros simplemente reclamamos nuestros derechos por una educación digna y de calidad, tratar de mejorar y llegar a acuerdos con la administración. Invitarlos a negociar y no a que nos lancen bombas lacrimógenas, balazos de goma y todo lo demás. La lucha es de todos los estudiantes y de cada una de las facultades que necesitan recursos para que la universidad mejore sus niveles de gestión y funcionamiento. Los recursos, los insumos, la tabla de matrícula que es muy alta para ser una universidad pública. Hay muchas cosas que no se están cumpliendo en esta universidad; en general se exigen más recursos por parte del Estado», afirmó el estudiante de ciencias agrarias.
Por otra parte, la rectora de la Universidad de Pamplona, Esperanza Paredes Hernández, en declaraciones dadas el 21 de septiembre a la emisora Radiodifusora Nacional, afirmó que «Este año se bajarán los costos de las matrículas, que se reunirán con siete estudiantes representantes de la Unipamplona del municipio de Pamplona y siete estudiantes de las sedes de Cúcuta y Villa del Rosario, para llegar a un acuerdo conjunto, a esta reunión también asistirá el gobernador del departamento, William Villamizar
Fuente: Notiagen