lunes, 24 de septiembre de 2012

Por democracia y autonomía, continúa huelga en universidad mexicana


“Podemos mantener la toma mucho tiempo, pero esperamos que no sea necesario”, asegura la estudiante Leilanny Navarro desde el campus Del Valle de la UACM, uno de los cuatro que desde agosto pasado fueron tomados por la comunidad universitaria.

La estudiante destaca que poco a poco “salieron a la luz la corrupción, el nepotismo y el desvió de dinero hacia los proyectos personales de la hija de la rectora”, lo que causó, primero, la movilización de la comunidad universitaria y después, como consecuencia, la represión mediante “un acoso laboral muy fuerte” contra profesores y “amenazas hasta de muerte” contra estudiantes.

Al lado de la tiendita de dulces que instalaron para recaudar fondos en el plantel Del Valle de la UACM, Fernando Hernández, estudiante de Ciencias Políticas y Administración Urbana, se dice convencido de que su universidad “tiene que ser un modelo para las demás. Es una universidad que va a contra corriente y que busca dar una salida de educación a los que no la encuentran”. Sin embargo, deplora que la rectora quiera “hacer de la universidad un negocio, cuando es una base política de la educación universal”.

Interrumpido en ocasiones por los vecinos que traen agua y refrescos al campamento para apoyar al movimiento, Fernando asegura: “Estoy aquí para defender los mecanismos democráticos de mi universidad. Somos la única universidad en la que los estudiantes pueden elegir a su rector”.

La Universidad Autónoma de la Ciudad de México nació hace 11 años, en el 2001, como un proyecto educativo libre que permite la integración de los alumnos de preparatoria que son rechazados de los exámenes del Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL). Seleccionados por sorteo, los 13 mil estudiantes de la UACM no están sometidos a un reglamento general de pagos, ni tienen que pagar cuotas. Gestionada por un Consejo Universitario electo por estudiantes, académicos y personal, la escuela forma estudiantes calificados tanto en humanidades como en ciencias y tecnología.

Tras más de 20 días de paro, el 18 de septiembre pasado empezaron las mesas de diálogo en las que participan el Comité Estudiantil de Lucha, junto con los consejeros electos del tercer Consejo Universitario y a la administración de la UACM. Fabiola Gutiérrez explica que “son tres puntos los que se acordaron discutir: las impugnaciones a los consejeros electos, la instalación del tercer Consejo Universitario y el levantamiento de la huelga”. Contrariada, Fabiola lamenta que tras cuatro días de discusiones “ni han tocado el primer punto”.

Para la estudiante, las autoridades le “están apostando a nuestro desgaste pero no va a pasar. La rectora no está mostrando interés para arreglar el conflicto universitario y parece ser que quiere alargar el conflicto, que no le interesa la universidad”.

El pasado 20 de septiembre, Esther Orozco encabezó una marcha contra el cierre de planteles. Leilanny Navarro, quien organiza eventos culturales en el plantel Del Valle para “mantener vivo el vínculo entre nosotros como estudiantes”, se pregunta cómo interpretar la actitud de la rectora: “¿Por qué encabeza una marcha tan minoritaria –se manifestaron máximo 70 alumnos– para provocar a los paristas? Nosotros juntamos casi 3 mil personas en las nuestras”. La estudiante de sexto semestre de Creación literaria añade: “Yo muero por regresar a clases, pero no quisiera hacerlo en estas condiciones tan autoritarias”.

Alberto Benítez Oliva, ex profesor de la UACM que fue despedido el año pasado por “protestar contra la administración de Esther Orozco” y miembro del Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de la UACM, destaca el papel de la rectoría en la represión a los estudiantes: “Cuando 70 granaderos dispersaron brutalmente a estudiantes frente a la sede Eugenia, el 18 de agosto, donde tres compañeros fueron heridos, no hubo denuncia por parte de Esther Orozco. Es grave que la rectoría aplauda a la intervención policiaca”.

Citlali Stephanie, integrante de la asamblea local del plantel Del Valle, insiste en que “se agotaron las vías institucionales, pero el movimiento tiene cada vez más fuerza y legitimidad. Mientras la rectora trae a 70 estudiantes en una marcha de protesta contra el cierre de los planteles, nosotros llevamos tres mil en las nuestras”.

Las protestas de la comunidad uacemita están cada vez más organizadas. “Al inicio no nos organizamos bien, pero poco a poco vamos aprendiendo de nuestros errores. Ahora tenemos comités de seguridad, de limpieza y de alimentos”, coinciden los estudiantes que se encuentran en el plantón.

Fabiola Gutiérrez añade que en cada plantel existe una asamblea local que designa a cuatro delegados rotativos para representarla en el Comité Estudiantil de Lucha: “Su función es llevar asambleas generales para darle una dirección al movimiento y para saber cuál va a ser el plan de acción”.

Gracias a la disciplina de su organización y al apoyo del Yo Soy 132 así como de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de México y Colegios de Ciencias y Humanidades, los estudiantes afirman que podrán sostener la huelga hasta lograr la instalación del tercer Consejo Universitario y el regreso de la democracia a la universidad. Leilanny Navarro resume: “Podemos mantener la toma mucho tiempo, pero esperamos que no sea necesario”. Ante la resolución de los estudiantes, el ex-profesor Alberto Benítez Oliva finaliza: “Ojalá no sea la crónica de una represión anunciada. Y si pasa, hacemos responsable de antemano a Esther Orozco”.

Por: Arthur Lorot

Buscar noticias en esta página

Campaña contra la militarización de las universidades

Campaña contra la militarización de las universidades
Fuera la bota militar

Traducir esta página

Síguenos en...

siguenos en facebook siguenos en Twitter

Contacto

prensauniversidad@gmail.com

Estadísticas

Free counters!