Un grupo de estudiantes indocumentados en la zona del sureste de Texas trabaja incansablemente para que otros hispanos como ellos obtengan una educación superior y luchen por regularizar sus estatus migratorio.
Desde hace dos años, Education Initiative Association (AEA), una organización sin fines de lucro en el condado Jefferson, ha marcado la diferencia en la región a través de sus programas de liderazgo y talleres educativos sobre becas y recursos para que más jóvenes puedan continuar con una carrera universitaria.
Desde su fundación, en 2009, los miembros de AEA han participado en huelgas de hambre y marchas de protesta a favor de la aprobación de la "Dream Act", la ley que permitiría la legalización de estudiantes indocumentados.
Según Carolina Ramírez, de 22 años y una de sus fundadoras, AEA busca llamar la atención de organizaciones y políticos para que defiendan la causa de miles de estudiantes que se encuentran en el limbo en Texas y EEUU.
"Uno de los retos ha sido mantener una mejor organización porque además de los deberes que tenemos como estudiantes, estamos indocumentados y tenemos que trabajar de forma irregular. Aparte de eso somos hijos y formamos parte de una familia, de una comunidad", señaló Ramírez en entrevista con Efe.
"Necesitamos que la comunidad actúe, y que su apoyo no sólo sea verbal sino también oficial. Al final de cuentas, qué van a estar haciendo estos muchachos graduados y con licenciatura pero sin poder ejercer", agregó la estudiante que llegó a EE.UU cuando tenía un año.
Ramírez, quien trabaja sin papeles haciendo traducciones e impartiendo clases de inglés, reclamó la falta de compromiso y apoyo oficial del rector de la Universidad Estatal de Lamar así como de los alcaldes de ciudades colindantes como Port Arthur y Beaumont.
Juan Rodríguez, de 19 años, es el actual vicepresidente de la Junta de Estudiantes de la Universidad Estatal de Lamar y la única razón por la que cual no se convierte en presidente es por su situación migratoria.
"Me insisten en la universidad en que debo regularizar mi estatus y que espere en la fila y lo haga, pero no sé por dónde empezar. Mi meta es algún día convertirme en periodista y trabajar en algunas de las grandes cadenas hispanas de televisión", señaló Rodríguez.
Rodríguez forma parte de la directiva de AEA, llegó a EE.UU también de un año de edad y es el único de sus hermanos sin estatus migratorio porque los demás nacieron en este país.
En la misma situación está Jesús Perales, de 22 años, nacido en México y traído a EE.UU por sus padres a los tres años.
"Uno de los muchos problemas que enfrentamos en esta zona es con la Policía. Nos detienen por alguna infracción de tránsito y luego se complica la situación por la diferencia de opinión que ellos tienen sobre los inmigrantes. Lo mismo sucede a nivel universitario", criticó Perales, estudiante de Ciencias Políticas.
Él también forma parte de AEA porque quiere que los estudiantes hispanos en general conozcan las herramientas que existen para poder seguir una carrera superior sin importar la situación migratoria.
Para Jesus Ábrego, Director del Ministerio Hispano para la Diócesis de Beaumont, el mayor reto que enfrentan los estudiantes y los hispanos en general es la falta de información.
"En el condado de Jefferson somos migrantes nuevos. Tenemos pocos años de estar a grandes números en esta parte del país. Y la cultura que nos está gobernando no conoce nuestra realidad socio cultural y no sabe cómo lidiar con ello", indicó Ábrego.
De acuerdo a la Oficina del Censo, la población hispana del condado de Jefferson suma casi el 20 por ciento de la total (252.273) en 2010, 20 por ciento más que en la década anterior.
"No es fácil ser migrante y además estar indocumentado en el sureste de Texas", remarcó.
Texas es uno de los 10 estados en la nación que ofrece las mismas tarifas que pagan los residentes del estado por las matriculas universitarias a los inmigrantes ilegales que cumplan con ciertos criterios, incluidos que se hayan graduado de una secundaria local y y se comprometan con legalizar su situación lo antes posible.
De los casi 1,4 millones de estudiantes en Texas que pagaron tarifas como residentes del estado en 2012, cerca de 16.500 firmaron documentos en los que se comprometieron a buscar la residencia permanente, de acuerdo con la Junta de Rectores de Texas.