Estudiantes de la UT reunidos en asamblea. Foto AEP.
Después de variados intentos de un sector del estudiantado por desvirtuar la lucha por el hundimiento de la reforma a la Ley 30 y simplificar la pelea contra la actual administración de la UT, la mayoría de los estudiantes ratificaron la necesidad de enfrentar las intensiones privatizadoras y mercantilizadotas de la educación propuestas por el gobierno de Santos.
El pasado 13 de Septiembre, el estudiantado fue abocado casi a un cese de actividades indefinido. Por fortuna, los mismos estudiantes reorientaron esta determinación y lograron que se definiera una asamblea permanente. Proceso que debería culminar con una gran asamblea estudiantil, y que, con base en las discusiones e insumos de las reuniones de los programas y facultades, sería el llamado a determinar el rumbo del movimiento estudiantil, sus acciones, objetivos y alcances.
En el marco de este proceso, las organizaciones estudiantiles que actúan en la UT trataron de otorgarle una perspectiva política a esta dinámica, pero lo han hecho desde lecturas diferentes.
Por ejemplo, una corriente planteo la lucha por el hundimiento de la reforma a la Ley 30 propuesta por Juan Manuel Santos (también conocida como la nueva Ley de Educación Superior) y la construcción de una nueva legislación para la educación superior, así como lo concluyó el primer encuentro de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE). Lucha que, de una u otra manera, conducirá a cambios sustánciales en la Universidad del Tolima y en sus prácticas administrativas y académicas.
Por su parte, la otra tendencia –en contraste con la anterior– concibió como fundamental la lucha frontal contra la administración de Jesús Ramón Rivera, rector de la universidad, en tanto sacará a la UT de los múltiples problemas que hoy la definen y, de paso, contribuirá determinantemente a la lucha contra la iniciativa gubernamental.
Desafortunadamente, estos enfoques propiciaron varias tensiones entre el estudiantado. Tensiones que expresaron más contundentemente en la asamblea estudiantil del Martes 20 de Septiembre, concretamente se manifestación en la necesidad de construir un paro articulado con el accionar de los universitarios colombianos, el cual involucre a la gran mayoría de los estudiantes, en correspondencia con la coyuntura actual de la educación superior: su posible consolidación como una mercancía, o en decretar casi inmediatamente un paro para impulsar la renuncia del rector de la UT.
Aunque la discusión no logró dirimirse plenamente, por cuanto un grupo reducido de estudiantes insistió, dilató y resquebrajó la asamblea, la tendencia mayoritaria indicó que la lucha fundamental es por el hundimiento de la reforma a la ley 30 y la construcción de una nueva legislación para la educación superior a partir del programa mínimo de los estudiantes definido por la Mes Amplia Nacional Estudiantil (MANE).
También, y sin omitir la coyuntura particular de la Universidad del Tolima, en el ambiente quedó plasmado el sinsabor del estudiantado por el rumbo actual de la universidad. Sin embargo, la determinación al respecto fue clara: los cambios sustánciales que requiere la UT serán sólo posibles si se transforma la actual normatividad que rige la educación, específicamente para garantizar que las directivas universitarias respondan a los intereses de los estamentos vivíos de la universidad. En este sentido, la lucha nacional allanará el camino para una mejor Universidad del Tolima.
Fuente: Agencia Estudiantil de Prensa