El pasado miércoles 5 de septiembre, los delegados de 1° a 6° año del colegio San Carlos Borromeo, ubicado en calle 32 entre 138 y 138 bis, recibieron respuesta negativa por parte de las autoridades para conmemorar ‘La Noche de los Lápices’ y recordar a los estudiantes desaparecidos durante la noche del 16 de septiembre de 1976.
En dicha solicitud, que había sido elevada mediante nota al director de la institución, Diego Pelassini, los alumnos le requerían a la autoridad mayor que les fuera concedida una hora en el día del 36° Aniversario de aquellos secuestros- desapariciones, con la finalidad de hacer memoria sobre lo sucedido.
Cabe destacar que aquella carta fue firmada por la totalidad de los representantes de los cursos, quienes habían sido elegidos democráticamente por sus compañeros, aunque las autoridades aún se nieguen a reconocerlos como tales.
La primera respuesta de Pelassini fue afirmativa, concediendo el permiso para la realización de los actos. Seguidamente, argumentó que sólo autorizaría a un profesor a que pasara por cada uno de los cursos y leyera ante el cuerpo estudiantil algún texto con información alusiva a la fecha. Finalmente, y sin mediar explicación alguna sobre el cambio de parecer, el director censuró la posibilidad de realización de cualquier tipo de actividad al respecto.
A pesar de que ninguno de los estudiantes sabe a ciencia cierta cuál es el trasfondo del giro en la decisión, tampoco les sorprende la actitud adoptada por las autoridades ya que la misma tiene antecedentes de larga data.
Promediando el mes de marzo del corriente año, algunos de los estudiantes que integran la primera promoción de la enseñanza secundaria clásica de esta escuela, impulsaron la iniciativa de creación del Centro de Estudiantes. La primera persona con la que hablaron acerca de la idea naciente fue con la secretaria, Liliana Maiolino, quien se opuso sin justificación a la realización de la misma. Similar actitud fue adoptada por el ya aludido Pelassini a quien le fueron entregados dos libros con las leyes que avalan el derecho de los estudiantes a agruparse y a conformar su propia representación (Ley N° 137 del año 1999 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Resolución Provincial N° 4900 del año 2005). Pasadas dos semanas, ambos impresos fueron devueltos en mano por el director a algunos de los delegados, sin mediar palabra.
Actualmente, el conflicto sigue latente y la situación no ha cambiado. Luego de haber respondido negativamente a la solicitud de los delegados para realizar los actos mencionados, Pelassini se hizo presente en cada uno de los cursos e intimó a los estudiantes para que cesaran en sus intentos de política estudiantil, entendiendo que los mismos constituían una actitud errónea y una estrategia “en contra de los directivos”. Asimismo, amenazó a varios de los alumnos con pedir sus traslados a otras instituciones, al mismo tiempo que retiraba de los pupitres y sin permiso las copias con los fundamentos sobre la necesidad de conformar el Centro Estudiantil. Justamente, las mismas habían sido confeccionadas con el objetivo de contrarrestar el efecto que las presiones de Pelassini habían tenido sobre los delegados, ya que muchos de ellos decidieron abandonar la representación de sus compañeros por miedo a sanciones y represalias.
A esta política de censura sostenida por Diego Pelassini y Liliana Maiolino, se sumaron luego la de los representantes legales del colegio San Carlos Borromeo, Raquel La Valle y Rubén Di Ciccio, y uno de los profesores de Lengua y Literatura de la institución, Gonzalo Sinsini.
Se espera que el Ministerio de Educación y cultura de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Nora de Lucia tome medidas en defensa de los estudiantes.
Fuente: Prensa Estudiantil
Fuente: Prensa Estudiantil