Los estudiantes de Chile están dando una lección de dignidad, de heroísmo y de arrojo a todo el mundo. En una movilización histórica, decenas de miles de jóvenes de entre catorce y veinticinco años, de secundaria y de universidad, han tomado las calles una y otra vez.
La lucha se prolonga ya durante más de seis meses, prácticamente todo el curso académico, y, aún siendo conscientes de que muchos no podrán superar sus asignaturas, saben que luchan por algo mucho más importante, el derecho a que todas las familias obreras puedan aspirar a recibir una educación pública de calidad, algo prohibitivo actualmente en Chile.
En Chile, la transición pactada entre el dictador Pinochet, la burguesía y los dirigentes de las organizaciones de izquierdas fue desesperante. La Constitución, numerosas leyes fundamentales, la propia conformación del Aparato del Estado ha sido herencia directa de la dictadura. Mientras que durante la revolución, con Salvador Allende, la educación era un derecho para todos, con Pinochet, de la mano de la oligarquía y el imperialismo, la educación se convirtió en un negocio.
Pero desgraciadamente, el gobierno de Concertación que pilotó el país tras el final de la dictadura –una coalición del Partido Socialista y de la Democracia Cristiana, partido burgués que apoyó en su día a Pinochet- lejos de combatir la nefasta herencia, continuó con una política de beneficiar a los poderosos. La decepción con la política del Partido Socialista abrió el camino al actual gobierno de la derecha. Piñera, heredero de Pinochet, pronto ha demostrado su verdadera cara.
La lucha de los estudiantes comenzó en la universidad, pero fue en la enseñanza secundaria donde adquirió masividad. En estos seis meses han protagonizado incontables movilizaciones, reivindicando además los métodos clásicos de lucha de la clase obrera: la movilización masiva, la huelga, la ocupación de institutos y facultades, las grandes manifestaciones y la búsqueda de la unidad con los trabajadores, empezando con los maestros, pero con la clase obrera en general.
Sus reivindicaciones han demostrado el alto grado de madurez de los estudiantes. Las consignas de clase han sido las más apoyadas: una educación pública democrática y gratuita, que nadie se enriquezca con la educación (no al lucro), e incluso la renacionalización de la industria del cobre para garantizar los recursos suficientes para cubrir el gasto social.
A pesar del tiempo transcurrido la lucha se mantiene con fuerza. Los pasados 18 y 19 de octubre los estudiantes volvieron a celebrar una nueva jornada de 48 horas de huelga general apoyada por la CUT, la principal central sindical de los trabajadores chilenos. Más de 300.000 personas participaron en las manifestaciones que en la capital alcanzaron las 200.000 personas. Después, el 27 de octubre se organizó una nueva jornada de protesta y este sábado 5 de noviembre fue convocada una Gran Jornada Manifestación Ciudadana y Familiar que precede a la Gran Movilización nacional concentrada en Valparaíso para presionar al parlamento, mañana 8 de noviembre.
En esta lucha, los estudiantes se han tenido que enfrentar a la manipulación feroz de los medios de comunicación, a las mentiras y calumnias del gobierno, pero sobre todo a la salvaje represión de Piñera, que no sólo ha realizado cientos de detenciones (300 solamente el 19 de octubre), sino que se llevó la vida de un compañero el pasado 26 de agosto. Es la actuación más salvaje y represiva desde los tiempos de la dictadura.
Pero pese a todo, demostrando el sano instinto de la clase obrera, los estudiantes cuentan con el apoyo entusiasta de la mayoría de la población del país: El 80% de la población apoya los estudiantes frente al presidente Piñera.
Aunque la CUT apoya a los estudiantes y en verano organizó un paro general de 48 horas, la única fuerza que podría impulsar la lucha de los estudiantes más allá y conseguir las reivindicaciones que demandan es en el movimiento obrero. Por eso la dirección de la CUT debería, coordinando con los estudiantes, proponer un plan de lucha que involucre al movimiento obrero de manera activa, no sólo mediante manifestaciones, sino también con la huelga general de todo Chile que entre sus reivindicaciones esté la caída del gobierno Piñera.
No hay duda de que si hoy están en las calles los estudiantes chilenos, pronto se sumará a la lucha contra la burguesía el conjunto de la clase obrera. Muchas veces las movilizaciones de estudiantes son precisamente la señal de salida de los trabajadores para reivindicar una vida digna, algo absolutamente contradictorio con el sistema capitalista.
Este maravilloso movimiento de estudiantes y jóvenes chilenos es una fuente de inspiración tremenda para los revolucionarios de todo el mundo. No sólo para los estudiantes. La lucha en Chile es también nuestra lucha aquí en el Estado español y en toda Europa. Una victoria en cualquier lugar, contra los ataques salvajes que están sufriendo nuestros derechos y nuestras condiciones de vida, será una victoria de todos los oprimidos.
Desde el Sindicato de Estudiantes queremos solidarizarnos con nuestros hermanos chilenos, queremos transmitir todo nuestro apoyo y aliento. Que sepan en Chile que el movimiento estudiantil en el Estado español toma nota, que estaremos al lado de los estudiantes chilenos y que aprendemos de esa tremenda experiencia que están protagonizando.
¡Animo y hasta la victoria siempre!
Viva la lucha de los estudiantes chilenos
Abajo el gobierno Piñera
La lucha obrera, no tiene fronteras